Aprovechando el asueto carnavalesco, aquí les traigo un post que traigo a mi blog para actualizarlo de un blog al cual pertenecía, este trabajo el cual es el séptimo trabajo discográfico del trío del pianista sueco Esbjörn Svensson (comercialmente E.S.T.) el cual nos dejo hace ya 14 años y el cual en este trabajo (uno de mis preferidos) se suponía que estaban en la confirmación de un camino estético propio. Un sonido atmosférico reconocible que gusta del rock y que parece seguir bajo los efectos de la visión de la tierra desde el espacio de Yuri Gagarin. La electrónica se va incorporando a la música del trío haciéndola de manera sutil y medida. Pequeñas distorsiones para unas composiciones que gustan del concepto "in crescendo" hacia el clímax y de baladas tintineantes.
Aunque lejos de virtuosismos, la mano derecha de Svensson destaca por su tremenda agilidad. Sus compañeros son a su vez excelentes músicos con voz propia. El contrabajo guitarrero de Berglund o la batería percusiva de Öström proporcionan parte fundamental del sonido E.S.T. "Seven days of falling" no supone mayores novedades en el discurrir del trío sueco aunque sí depara una curiosidad. La última pista del cd contiene una canción "fantasma" con la voz de Josh Haden, hijo del genial contrabajista Charlie Haden.
El piano de Svennson es melódico, suena a menudo como Keith Jarrett en una ración de notas. A veces utiliza el piano como instrumento de percusión (que técnicamente es exactamente lo que es), sacando de su interior figuras minimalistas de clics y tonos de marimba. Su moderación hace que sus deslumbrantes vuelos en solitario sean aún más impresionantes. El bajo magníficamente elástico de Dan Berglund tiene mucho espacio en solitario para ejecuciones lánguidamente intrincadas, armónicos resonantes o líneas con arco y fuzz que recuerdan a legiones de guitarristas de rock progresivo (hablando de eso, hay más de un toque de Radiohead en algunas de las melodías aquí). Los tambores de Magnus Öström dan el silencioso silbido de platillos rozados o repiqueteos metronómicos y ritmos terrosos que apoyan e inspiran; comprueba la intensidad sudorosa de "OORIP", donde el trío genera un funk húmedo e intenso.
Este uso de la simplicidad y la complejidad es lo que te atrae hacia su música y, si bien puedes saber el "qué" de un trío de piano de jazz, muestran que el "cómo" puede ser muy diferente. Desde su álbum debut hace 10 años, la mezcla de sonido se ha ido haciendo más y más grande, y esta vez está erizada de agallas y nervios. Salta de tus parlantes, pisa todos los muebles y asusta al gato. EST son contemporáneos, oscuramente emocionantes y no puedes evitar volver por más.
Si te gusto E.S.T, te invito a que lo disfrutes al máximo, para la muestra te dejo un botón de Spotify... aprovechando estos días de colores y papelillos, hasta un próximo ritual...
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